Cuando lo viejo rehúsa hacerse a un lado



El desprecio, la decepción, el hastío
son fuerzas amargas, mas fuerzas
siempre que naufragan por los oscuros mares
que separan los continentes
en los corazones valientes.

Cuando lo viejo rehúsa hacerse a un lado,
cuando las promesas se desdoblan en condiciones,
cuando unas palabras pretenden ser otras
a fuerza de repetirse,
es preciso dejar atrás largos caminos
y olvidarlos con paso inquebrantable
si no se quiere alimentar insaciables mentiras.

Ahora me doy cuenta de que no tengo nada
y de que puedo serlo todo.
Aquí me doy cuenta de que con todos estos finales,
una vez más, construiré un nuevo comienzo.

Será como permutar síes y noes
hasta hacerlos contar los secretos más profundos.
Solo hay que retorcer las líneas
hasta que revelen sonrisas, miradas, rutas.
Habrá que navegar a través de patrones inconcebibles
hasta que sangren para mi su más bella simplicidad.

Será como si nada hubiera pasado.
Será un persistente no olvidar.
Será sentir, una vez más,
mi vida en mis manos.



León, 7 de enero de 2014

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