sus zapatos traen polvo de otros caminos
sus
zapatos traen polvo de otros caminos
El
sol en los ojos
la
brisa en la cara,
sus
zapatos traen polvo de otros caminos;
no
se sabe qué busca
ni
de dónde ha venido.
“Yo
llevo el amargo regusto de las despedidas,
los
salados besos prometidos de lo que está por venir
y
el agridulce sabor de los días que dejo atrás.”
La
mirada recta y transparente,
el
paso tranquilo y firme
de
quienes saben que, aunque el reloj no detiene su latir,
el
tiempo está de su lado.
“Lo
poco que sé, va conmigo
en
el bolsillo del pantalón
y
el sincero afecto de los míos
lo
guardo en el de mi camisa:
muy
cerca del corazón.”
El
roble y el encinar,
el
naranjo y el olivo,
el
girasol y el trigal,
bordean
los pasos de su caminar;
hacia
aquella agreste montaña
él
se dirigirá.
“Si
existe un tal destino
el
mío está allá en el horizonte
porque
aquel monte que tú señalas
clava
en mi pecho su mirar,
porque
en mis entrañas
rugen
desafiantes las olas de algún enloquecido mar,
porque
es mi voz
la
brutalmente arrancada hoja
que
el viento arrastra de aquí para allá.
Así
pues, el camino es mi hogar.
Le
vi pasar
y
no sé aún de qué color es su mirar.
Sólo
comprendí
que
en sus zapatos lleva el polvo de muchos caminos,
porque
es el camino su hogar.
León,
11 de septiembre de 2007
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