No es justo, yo fui a la huelga

Ayer hubo huelga general. ¿Y qué pasa hoy? ¿Por qué se dejó de ir al trabajo? ¿Volviste porque ya se solucionó? La sociedad como la conocemos hoy es así, entre otras muchas cosas, porque se han producido huelgas. Pero esto no es el día de San Valentín, no servirá de nada decir eso de: “¿Cómo has podido ponerme los cuernos? ¡Si el día 14 te compré bombones!” Hoy, quien tenga, vuelve al trabajo con el rabo entre las piernas a aguantar que su jefe represente el papel de profe severo de primaria y que los compañeros le hagan vacío, mitad temerosos de ser relacionados, mitad avergonzados de no haberle acompañado. A algunos les echarán, al resto se les perdonará la vida; sin embargo, todos salvo cuatro gatos volverán a montar en el segundo piso en el ascensor para bajar de casa, merodearán los atascos a lomos de su coche, entregarán su día a no saben quién ni para qué, tragarán las noticias que les vomite la tele y esperarán a que acabe el día pensando en cuándo pasará la crisis: porque no entienden cómo puede seguir la cosa así, si ¡el día 14 fueron a la huelga!
Si algo he aprendido en las pelis taquilleras es que siempre hay alguien mezquino y sin escrúpulos que tiene la culpa, que es vencido finalmente por personas como tú y yo, gente normal tirando a guapa con vidas parecidas a la del espectador. En la versión española, comprendimos que Zapatero era el mezquino y sin escrúpulos que tenía la culpa. Y personas normales tirando a guapas se ocuparon de él. Pueden hacer lo mismo con Rajoy, incluso con Merkel. Quizá hasta con Drahgi y quién sabe si Lagarde. No, hay que bombardear Wall Street y la City. Y, aún entonces, sé que todo estará mal, pues seguirá habiendo un culpable, el que todos tenemos muy cerca.
Ibertrola, iKea y CasaCaja ponen anuncios de familias felices reventando el termostato en el salón después del trabajo. Ese coche te persigue por la calle, tan nuevo, tan acorde con tu personalidad, tan... con faros LED! Oh... ¿Y ese crucero? Con el viento en la cara, os querríais un montón. Es el paraíso en la tierra, por fin todo será como soñaste y ¡está de oferta! Para conseguir la vida que deseas solo hace falta que vivas como pone en el contrato.
¿Tu vida no es como la del catálogo? Bueno, quizá la próxima vez.
Hay peña muy poderosa, empresas y organizaciones abominables, además de partidos repugnantes y rastreros, por no hablar de bancos y agencias de calificación... Maldíceles si te quedas a gusto, pero no olvides que su poder está respaldado por los sueños que en ellos depositas, no olvides que el crédito se lo das tú.
¿Queréis la revolución? No os oigo. ¡¿Queréis la revolución?! Eso es muy fácil, ya se ha hecho muchas veces. Vendrán los buenos, pondrán un buzón para vuestras quejas, los malos tendrán su merecido y quemaréis todos juntos cuanto os los recuerde. Cuando por fin sea maravilloso, buscarás nuevos catálogos.
Así es el cobarde mundo de los vacíos. No ser nunca el prota para luego culpar a otro. Ni si quiera en sus propias vidas, para esparcir sobre otros la responsabilidad de nunca haber sido lo que hubiera deseado, por no arriesgarse a ser quienes fallaron. Por esto nuestra sociedad culpa a los ricos y poderosos.
Dicen que los que gobiernan, no lo hacen para los ciudadanos. Y llevan razón. Pero, ¿están dispuestos a asumir las responsabilidades y el esfuerzo de decidir sobre su propio destino?
Dicen de los que gobiernan que son incompetentes. Y llevan razón. Pero, ¿están dispuestos a formarse como persona más competente que sus gobernantes?
Dicen que los medios desinforman. Y llevan razón. Pero, ¿se interesan por encontrar y contrastar fuentes veraces?
Dicen que han recibido una formación pobre o nula. Y llevan razón. Pero, ¿cuánto han hecho por aprender?
Dicen que la policía los corrió como a ovejas y los aporreó injustamente. Y llevan razón. Pero, ¿están dispuestos a aguantar implacables una carga y mirarles fijamente a los ojos mientras les golpean?
Dicen que el banco es un ladrón terrorista mentiroso. Y llevan razón. Pero, ¿renunciarían a los intereses o a la seguridad que les da por colaborar?
Dicen que todo es muy caro y nadie regala nada. Y llevan razón. Pero, ¿han dado algo a cambio de nada?
Muchas huelgas y manifestaciones han supuesto grandes avances y conquistas. Sin embargo, fueron actos valientes y negociaciones contundentemente mantenidas que nada tienen que ver con lo que ayer, por ejemplo, ocurrió: poco más que mucha ilusión volátil y una oportunidad de oro para que se encalomaran los flagrantes presupuestos del estado para 2013 sin portada de prensa alguna. Cuando en frente se tiene a uno más grande y fuerte, no le des collejinas porque llevarás palos para no conseguir nada: si se quiere algo, hay que poner un buen puñetazo sobre la mesa. Entonces, y solo entonces, se tendrá la revolución que tanto reclaman los vacíos, la revolución de los demás. En cambio, el verdadero avance de la humanidad, es la revolución de lo que lleva dentro cada hombre y cada mujer. La revolución que de nadie necesita el apoyo ni la notificación, la que ninguna porra alcanza a reprimir. ¿Quieres ser libre? Renuncia a la seguridad, a la comodidad, a la dependencia, a la cobardía. ¿Quieres dignidad? No sirvas, no admitas decisión en tu nombre. ¿Quieres un sueño? Nadie te lo dará. ¿Quieres verdades? Búscalas. ¿Quieres prosperidad? Sé útil y da. ¿Quieres que te acompañen? Muéstrales tu camino. Sé una chispa, pero cada uno es llama de su propio fuego.
El mundo, mola mazo; pero los muertos vivientes me afean el paisaje.



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