Si es verdad como dicen los sabios
Voy atravesando la jungla de la nada, apartando a uno y otro lado malezas y flores incomprensibles. Voy atravesando estos valles, aguantando la respiración en este aire impuro de fragancias y susurros, sabiendo en el fondo de mi corazón que allá arriba las cumbres me esperan con un sabio silencio. Espero el paso del día, el término del atardecer, como un niño extendiendo los brazos hacia su madre para recostarse en el infinito regazo de la noche, en la que siempre al caer nazco a la luz no reflejada de cada estrella en su cantar sincero. Esa luz que me muestra los rostros auténticos y desnudos de los astros de mi cielo, lejos de las luces y sombras ajenas a ellos que son todas nada más que proyecciones de la mía. Estos ojos cansados de ver solo lo que pienso, como lo pienso y solo si lo pienso, me muestran mi rostro repetido allá donde miran. Pero mi alma sopla sobre estas cenizas para limpiar los objetos circundantes de mi polvo. Ay mis limpias y auténticas estrellas! Cuánto río en vu